domingo, 23 de octubre de 2011

La espera

Mientras leo todas las definiciones de la palabra espera, mi parte racional me dice (¿hablará mi parte racional?) que debo elegir la segunda: calma, paciencia, facultad de saberse contener y de no proceder sin reflexión. ¡¿Cómo hago?! Por favor, debo acallar a la irracional. Imagino en mi cabeza dos personitas, cual dibujos animados, tratando de superar una a la otra. La primera, de rostro rojizo, cabello erizado y manos apretadas, y un globitio en la parte superior que dice: "¿Cuándo llegará el 11 de noviembre? ¿les gustará? ¡qué miedo tengo". La segunda, sentada como si fuera Mafalda, cruzada de pies y con las manos en el regazo, tiene un globo que reza: "Debo esperar tranquila el 11 de noviembre. Lo hecho, hecho está". Por momentos me domina una, por momentos me domina la otra. Pero, si lo analizo con calma, sensación a la cual intento adherir desde hace mucho: trato de que domine la segunda. Es verdad: lo hecho, hecho está. Mi novela, El lugar equivocado, que presentaré el 11 de noviembre, está concluída y editada. Ya viví este momento con El pueblito, mi primer libro. Sólo que esta vez el examen parece más difícil. Cuando lo pase les cuento.

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