sábado, 21 de noviembre de 2015

¿Futuro sin pasado?

      Nadie puede pensar el futuro sin contar con el pasado. Nuestra identidad no es tal si desconocemos de dónde venimos. Si cada ser humano lo necesita, ni hablar desde el punto vista histórico de la humanidad.
             Soy una persona que ama la historia universal de los pueblos. Cuanto más la del pueblo a la que pertenezco. No viví las guerras de la independencia, la época en que los originarios de la tierra, los indígenas, eran los únicos habitantes de su tierra, el arribo de las grandes corrientes inmigratorias, etc. etc. Pero la historia está, sólo tenemos que consultarla y saber qué nos ocurrió, de dónde venimos.
             Mañana, 22 de noviembre de 2015, en nuestro país, Argentina, llevaremos a cabo por primera vez un balotaje entre los dos partidos que más votos recibieron en las últimas elecciones. Qué triste sería que lo hiciéramos sin saber de dónde vienen cada uno de los candidatos y por consiguiente que nos proponen o simulan proponer.
        
          De dónde partió el actual gobierno que tenemos, qué se vivía en el momento en que se hicieron cargo del poder, qué hicieron durante estos últimos años, todas preguntas que buscando en la historia encuentran respuesta.
            Nunca me interesó juzgar a las personas por su apariciencia, su personalidad, no, las juzgo por su actuar. Porque en definitiva cuando se trata de dirigentes de un país ESO ES LO QUE CUENTA. No busco un novio o algunos de los que están leyendo una novia en quien ejerza la presidencia, buscamos eficiencia y una mejor calidad de vida, alguien que defienda lo que es nuestro.
           Por eso me puse a reflexionar hoy sobre el día de mañana. Porque espero que lo hagamos con reflexión o como lo dijo el Papa Francisco "con concienica" y habiendo escuchado las grandes verdades que ha vertido en los discursos que ha dado en sus viajes por nuestro continente no se necesita hablar más sobre lo que él opina.
            No nos equivoquemos, por favor, no quisiera ver nuevamente arrepentimientos tardíos. No olvidemos que nos costaron hambre y muertos.
           
                 

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