sábado, 23 de febrero de 2013

La herencia de la cicuta

      1910. Una pequeña ciudad en medio de la provincia de Buenos Aires. 
     De una de las casas más distinguidas la policía retira un cadáver. Es de una mujer. Hora de su muerte:      alrededor de las ocho de la mañana. Son las doce del mediodía.
      Dolores, la mucama, la encontró sin vida tendida en comedor.
      -¿Usted no estuvo en toda la mañana? -preguntó Juan, el policía encargado del caso
     -No, señor. Hoy la señora me encargó varios trámites y compras. Cuando me fui la dejé desayunando y...
      Dolores balbuceaba nerviosa ante las preguntas del policía. Nunca se había encontrado en una situación semejante y no sabía qué decir.
      -No la interrogues más es un claro caso de muerte provocada por paro cardíaco. A su edad no resulta extraño -dijo el médico. Y mirando al sobrino agregó- Además tu tía no se cuidaba como debía
    -Es verdad. Más de una vez la reté por su forma desordenada de comer y ella sólo se reía, "no te preocupes, tenés tía para muchos años. Recordá lo longeva que es nuestra familia. Lo que lamento es que tardarás mucho tiempo en cobrar la herencia" decía y seguía riendo.  
      Los tres hombres, amigos desde la infancia, dejaron olvidada a la señorita Dolores y se encaminaron a la salida. Ya no había más que hacer allí.
     Atravesaron el jardín y mientras lo hacían a Juan le llamaron la atención unas flores blancas ubicadas en el extremo del mismo, tan raras y bonitas.
     -Sí -dijo el médico- nunca las había visto
     -Son venenosas. No sé por qué tía las plantó -dijo el sobrino
     -Qué peligro. ¿Hasta qué extremo son peligrosas? -preguntó extrañado el médico 
    -El único peligro es que si te refriegas sobre ellas te traerá urticaria, sólo eso. Pero, no se preocupen, enseguida me encargaré de sacarlas -dijo con tranquilidad el sobrino.
      -Si vos lo decís, por algo sos boticario -dijo el médico
     Los tres salieron de la casa conversando y lamentando la muerte de la mujer. Sólo el sobrino miró de costado la planta de flores blancas. Era la conium maculata, cicuta.   
    
            
   











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