Qué dificil expresar con palabras lo vivido en la presentación de mi querido libro, El pueblito. Sentí que la ubicación de las sillas, colocadas en semicírculo era un abrazo contenedor, porque quienes las ocupaban eran en su gran mayoría seres muy queridos. Personas que sé me acompañaron con mucho cariño, y eso fue, casi tan fuerte o igual que el hecho de poder presentar un libro tan entrañable para mí.
A mi lado apoyándome personas que, a pesar de que las conozco hace poco tiempo, hemos ido entablando amistad y cariño.
El libro ya no me pertenece, es de cada lector que desee undirse en sus páginas y recorrer los relatos que forman parte de una etapa de mi vida. ¡Gracias, a todos los que hicieron posible ese momento!
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