-¡Hola, buen día! ¿Cómo amaneciste hoy? Sé que no sabés quién soy, pero estoy muy cerca tuyo.
-Por tu forma de hablar no sos ningún amigo, ni siquiera un chico, hablás como un adulto.
-¿Por qué lo decís? ¿por lo que digo o por cómo lo digo?
-No sé, nada, por las dos cosas.
-Es la primera vez que te escribo. No creas que soy ningún safado que quiere relacionarse con chicas jóvenes. Sólo que, siermpre que te miro veo a una encantadora jovencita, pero triste. Y a tu edad todo tendría que ser alegría.
-Te dije, sos un adulto. ¿Crées que a mi edad no hay problemas?
-No, claro que los hay, sólo que me gustaría ayudarte para verte sonreír. De nena eras muy feliz.
-Cada vez me siento más desorientada. ¿Quién sos?, ¿me conocés de chica?, ¿qué buscás?
-Ya te dije, arrancarte una sonrisa y comprender qué es lo que te pasa.
-Mirá, me parece que voy a cortar el chat. No te conozco, no sos de mi edad y no te creo eso de que me conocés y querés saber por qué estoy así.
-No, no cortes. A veces a un desconocido es más fácil contarle lo que nos pasa, a vos ¿que te angustia? A mí, por ejemplo que mi hija no tenga confianza en mí y no me cuente lo que la entristece. ¿Sabés?, está triste como vos.
-A lo mejor en eso puedo ayudarte yo. Seguro que nadie la escucha. Le debe pasar como a mí. En mi caso mis padres trabajan tanto que cuando quiero acercarme para contarles algo, siempre es lo mismo, después, ahora estoy muy ocupado o ocupada si se trata de mi mamá. Pero yo necesito su ayuda en ese momento, no más tarde.
-Sí, tal vez, a vos y a mi hija les pase lo mismo, ¿o no?
-Creo que sí. Uno entiende que tienen que trabajar, pero ¿nosotros para cuándo? Si antes se hacían tiempo para jugar, porque ahora no pueden hacerlo para escucharnos. Qué se yo, algunas de mis amigas reemplazan esa desatención por droga o cualquier otras cosa, pero yo no puedo dejar de estar triste. Hasta que algún día las siga para ver si me siento mejor.
-No, Nati, no hagas eso. Soy tu papá, perdonáme por el engaño. Estoy en el trabajo y preocupado por vos. Tal vez, te parezca una locura lo que estoy haciendo, pero la adolescencia es una etapa muy difícil, no sé quien empezó a dejar de escuchar si vos o yo, el huevo o la gallina. Sólo te pido una oportunidad: hoy voy a llegar más temprano y me gustaría que estuvieras. Necesito que charlemos, de lo que vos quieras. Es hora de dar el primer paso para cambiar esto ¿no te parece?
-Está bien, te espero. Por algo hay que empezar. Me la hiciste bien viejo, en quien menos pensé es en vos. ¿Cuándo aprendiste a chatear? ja, ja, ja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario