Busco con la mirada el horizonte. Tarde opaca para caminar la playa. Algo se destaca sobre la arena.
Mi curiosidad puede más que lo desapacible del día. Tomo la botella con intención de quitarla del medio. ¡La desaprensión de las personas!, pienso de inmediato.
Está tapada. Algo hay en su interior. La abro con curiosidad. Es un papel enrollado. Leo con avidez el escrito que descubro: "Tal vez nunca llegue a tus manos pero necesito decírtelo, te quiero".
Esas simples palabras dan sol a mi corazón. Me siento su destinataria.
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